¡Hola, ¿qué tal? Me alegra que nos podemos conectar en línea. Muchas gracias por su presencia virtual mientras reflexiono sobre el Evangelio de hoy. Jesús hace una de las preguntas más importantes en la lectura de hoy. Nuestra respuesta es crucial para la forma en que vivimos nuestras vidas. Por favor, permítame leerlo.
El Santo Evangelio según San Mateo capítulo 16 (13-20)
Gloria a ti, oh Señor.
“Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: —Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó. Simón Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Entonces Jesús le dijo: —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.”
El Evangelio de nuestro Señor.
¡Alabanza a ti, oh Cristo!
Gracia y paz son A ustedes de nuestro Padre en los cielos, y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Si hubo alguien, además de mis padres, que me mostró lo importante que era Jesús para ella, esa fue mi bisabuela, Genoveva. Su amor por mí, incluso cuando era un niño muy inquieto, por decirlo sutilmente, era incondicional. Me sentí seguro durmiendo acurrucado por ella. Pero cuando le vi mucho amor en sus ojos, fue cuando ella todos los días y en cualquier momento, abría su Biblia. Su rostro se le iluminaba. Finalmente, cuando se fue para estar con el Señor a sus 107 años de edad, mi hermana y yo peleamos por quién se iba a quedar con su Biblia. Ella ganó. Para mi bisabuela Jesús era su Roca, su amor, su deleite, su fuerza. Eso es algo que vale la pena desear.
Jesús le preguntó a sus discípulos quién cree la gente que El era. Hoy nos hacemos la misma pregunta, y la respuesta es tan diversa como entonces. Tenemos concepciones de Jesús basadas en nuestros propios puntos de vista, dependiendo de la cultura, nuestro trasfondo denominacional, el color de la piel y hasta los puntos de vista políticos. Simplemente tenemos muchas concepciones de quién es Jesús. Y la pregunta principal sigue siendo, ¿y qué, qué importa tener nuestra propia comprensión de quién es Jesús? Sus discípulos estaban definiendo lo que significaba para ellos, que él era el Mesías, el ungido, el Cristo.
Leonard Sweet comenta sobre esto, y lo cito: “Jesús silenció a sus discípulos porque sabía que aún no entendían lo que significaba su identidad mesiánica. Como judíos del primer siglo, los discípulos habrían fusionado al “Mesías” con el poder militar. “Mesías” significaba triunfo político. “Mesías” significó la reinstalación de Israel como una nación poderosa, así como también como pueblo.
Los discípulos necesitaban ver otros panoramas del “Mesías” antes de poder anunciar la identidad de Jesús al mundo. Jesús comienza a darles … unos adelantos de lo que significaba para él, ser “Mesías”. Sufrimiento. Rechazo. Juicio. Tormento. Crucifixión. Muerte. Resurrección.” Termino la cita. Los discípulos que eran judíos sabían que había muchos mesías: sacerdotes, profetas, reyes y más. Entonces, la declaración de Pedro de que Jesús era el Mesías, el Hijo del Dios Viviente, tuvo implicaciones para ellos directamente. ¿Y para nosotros hoy? ¿Significa que tenemos que llevar nuestro trabajo por la justicia hasta el punto de ser mártires como los apóstoles? No necesariamente, pero tampoco debemos escondernos debajo de la cama. También quiero reflexionar acerca de la declaración de Jesús sobre eso de la Roca. ¿Qué fue eso?
William Barclay en sus comentarios sobre este pasaje cree que hay cuatro entendimientos:
Primero, comparte que San Agustín tomó la roca como refiriéndose al mismo Jesús. La segunda explicación es que la roca es, la verdad de que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente. La tercera explicación es que la roca es la fe de Pedro. Y la cuarta y última interpretación sigue siendo la mejor según Barclay y lo cito: “Es que Pedro mismo es la roca, pero en un sentido especial. No es la roca sobre la que se funda la Iglesia; esa roca es Dios. Es la primera piedra de toda la Iglesia. Pedro fue la primera persona en la tierra que descubrió quién era Jesús; fue la primera persona en dar el salto de fe y ver en él al Hijo del Dios viviente. En otras palabras, Pedro fue el primer miembro de la Iglesia y, en ese sentido, toda la Iglesia está construida sobre él. Es como si Jesús le dijera: “Pedro, tú eres la primera persona en comprender quién soy; tú eres, por tanto, la primera piedra, la piedra fundamental, el principio mismo de la Iglesia que estoy fundando. »Y en los siglos venideros, todo aquel que haga el mismo descubrimiento que Pedro será otra piedra añadida al edificio de la Iglesia de Cristo. ” Fin de la cita.
El asunto aquí es que nosotros también somos parte de esas rocas, formando la Iglesia de Cristo. Una hermosa mezcla de rocas, en las que Cristo se apoya para construir el Reino de amor, justicia y paz. Dios cree en nosotros, confía en nosotros. ¿Cómo influye eso en lo que les decimos a los demás y hablamos sobre los demás? ¿Cómo nos inspira eso a hacer la obra de Dios? Que el Espíritu nos guíe a vivir esa vida santa inmerecida.
Oremos,
Amoroso y cariñoso Jesucristo, venimos ante ti en un momento de tantas crisis, hay incendios incontrolados que dañan parte del país, tormentas que soplan e inundan otras partes también, ¡Te necesitamos, Mesías del Dios Viviente! ¡Señor ten piedad! Úsanos como tus rocas aquí en la tierra en este tiempo para ser la iglesia que necesitas que seamos. Danos sabiduría para enmendar nuestras divisiones y sentido de competencia. Perdónanos nuestros pecados y ayúdanos a deleitarnos en ti. Nos ponemos en tus manos una vez más, porque tu vives y reinas con el Creador de todo, y el Espíritu Santo, un solo Dios Por los siglos de los siglos. Amén.
Gracias por tomarse estos minutos para escuchar esta reflexión. Agradecería saber algo de usted con un comentario. Ahora, recibamos la bendición:
El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer tu rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. El Señor alce hacia ti su rostro y te da paz. Amén.