¡Hola! Me siento honrado de que haya elegido ver esta reflexión dominical conmigo. Hoy me gustaría leer de la segunda lectura del Leccionario Común Revisado, la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13 los versículos 8 al 14 y dice así …
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
“No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tienen unos con otros; pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena. Los mandamientos dicen: «No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies»; pero éstos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» El que tiene amor no hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley. En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje. La noche está muy avanzada, y se acerca el día; por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz, como un soldado se reviste de su armadura. Actuemos con decencia, como en pleno día. No andemos en banquetes y borracheras, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordias y envidias. Al contrario, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no busquen satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.”
Palabra de Dios.
¡Te alabamos, Señor!
Gracia y paz son a ustedes de nuestro Padre en los cielos y de Su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Me encontré con una historia real cuando estaba leyendo un comentario de John Brittain. Cuenta cómo dos hijos de una señora de noventa años de Fort Worth, Texas, estaban preocupados por su seguridad. “Te vamos a conseguir una pistola, mamá, para que te puedas proteger. Hay demasiada violencia ahí fuera”. Así que le compraron un arma a su madre, que ella guardó diligentemente en su bolso. Un día, cuando salió del centro comercial Ridgmar para entrar en su automóvil, encontró a dos jóvenes sentados en el asiento delantero. Sacó la pistola, les apuntó y dijo: “Salgan de ese auto o les dispararé”. Los jóvenes saltaron y salieron corriendo. Ella subió al auto, puso la llave en el encendido y no entraba. Entonces se dio cuenta de que no era su coche. Dijo que se habría disculpado con los dos jóvenes, pero que no pudo encontrarlos.
¡Menos mal que nadie resultó herido! Sin embargo, nos muestra que las nociones y los estereotipos preconcebidos pueden engañarnos y, en algunos casos, puede terminar en una tragedia.
El apóstol Pablo pide a sus lectores que se “despierten”, es hora de ver con claridad, no borrosa como en un sueño. Es peligroso dar por sentado lo que tenemos en la cabeza sin mucho fundamento y simplemente creerlo. El individualismo nos está lastimando mucho, y San Pablo nos está llamando a amar a nuestro prójimo de verdad. Nuestro prójimo es la persona más cercana o conectada a nosotros y en un momento dado. Eso significa que nuestro grupo es grande y diverso.
Por eso, en una sociedad que pide separatismo, privilegios y polarización, escuchamos un llamado a la unidad entre nuestra diversidad. Lamentablemente, cada vez que los feligreses no están de acuerdo en estar en desacuerdo, se forma una nueva denominación y seguimos fracturando el cuerpo de Cristo. ¿Que nos pasa? El punto no es cómo vivimos nuestra vida cristiana, sino por qué la vivimos juntos. Nuestra sociedad nos divide en cuestiones éticas y es bueno tener nuestras creencias éticas. Pero, el egoísmo de pensar que es sólo como nosotros pensamos, es divisivo y destructivo. No hay término medio en el mandato de Cristo de “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”. Nuestro llamado bautismal a trabajar por la justicia y la paz, requiere un entendimiento que, como leemos en este pasaje de Pablo, “El amor es el cumplimiento de la ley”. La ley no esta destinada a mantener a las personas en opresión, represión y sumisión. La ley está destinada a ayudarnos a respetarnos unos a otros, porque cuando hacemos eso, no tenemos miedo el uno del otro. Cuando hay miedo debido a una supuesta ley, no proviene del amor ni de Dios.
Jesús nos mostró un camino de misericordia y gracia. Su muerte en la cruz le costó todo lo que tenía y lo dio por amor a nosotros. Que la gracia y el amor nos basten para vivir en verdadera justicia, porque el amor es el cumplimiento de la ley. En respuesta a ese amor, ¿cómo vamos a amar a nuestro prójimo esta semana, incluidos aquellos que consideramos enemigos o que creen diferentes a nosotros? Pidámosle a Dios que nos ayude a no ser egoístas, y como comunidad, a despertar y ver con claridad. Amén.
Oremos,
Dios misericordioso y amoroso, este año hemos sido afectados por muchos factores negativos. Oramos por aquellos que están deprimidos y emocionalmente cansados. Por los confundidos por tanta división. Dales paz, dirección y sabiduría para tomar las decisiones correctas. Danos a tu Iglesia, el valor de amar verdaderamente desinteresadamente, para que tu ley perfecta brille y traiga paz en medio de la interrupción. Gracias por tu gracia, misericordia y poder. Oramos todas estas cosas en el nombre de Jesucristo, tu Hijo amado, nuestro Señor, que vive y reina contigo, y con el Espíritu Santo, un solo Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Agradezco su acompañamiento virtual. Gracias por sus comentarios y sus “likes”. Al llegar al final de esta reflexión, les deseo salud y paz. Aquí está la bendición …
El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. El Señor alce hacia ti su rostro y te conceda la paz. Amén
+ Bp. Pedro
The Rev. Pedro M. Suarez, Bishop
Florida-Bahamas Synod, ELCA