Saludos amigas y amigos! Gracias por ver esta reflexión de la lectura de las Sagradas Escrituras para este día. El Evangelio para hoy de San Mateo 13 tiene varios temas de trabajo cotidiano y conocidos: agricultura, cocina, minería, comercio y pesca. Es una lectura bastante larga y una parábola para cada tema, así que debido al tiempo, me concentraré en los versículos 51 y 52 cuando Jesús les habla a sus discípulos concluyendo todas estas comparaciones con el Reino de los Cielos.
El Santo Evangelio según San Mateo, el capítulo 13 (13: 51-52)
¡Gloria a ti, oh Señor!
“¿Han entendido todo esto? —les preguntó Jesús. —Sí —respondieron ellos. Entonces concluyó Jesús: —Todo maestro de la ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.”
El evangelio de nuestro señor.
¡Alabanza a ti, oh Cristo!
¡Gracia y paz son a ustedes de nuestro Padre en los cielos y de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor! Amén.
Cuando voy a un viaje y mi esposa, Aura, no ha estado conmigo en el viaje, trato de compartir con ella todo lo que puedo de mi experiencia por medio de fotos, pequeños videos y le describo en mis propias palabras lo que vi y viví . Podría tratar de explicárselo recordando otros lugares en los que hemos estado o circunstancias en las que hemos vivido, diciendo: “era como … tal y cual lugar pero más grande; o que era más o menos como fulana o zutano, pero más joven” y así sucesivamente. Bueno, el maestro narrador de historias, Jesús, también lo hizo. pero mucho, mucho mejor. El mensaje que transmitía era lo más importante que quería que sus discípulos recordaran y entendieran por siempre. Ese mensaje fue constante: El Reino de los Cielos. Compartió ejemplos de crecimiento exponencial y del alto valor que tiene. Para Jesús, el Reino es lo más importante de todo en esta tierra. Su explicación del Reino de los Cielos explicada con actividades diarias tenía la intención de que profundizáramos. Este Reino de los Cielos está activo en nuestro mundo externo pero también en nuestros ser interior. Por lo tanto, algunas referencias al fuego destinado al mal, se parecen más a un fuego purificador que a un fuego castigador. Pero para mí y en nuestros días de “mantenernos a salvo en casa”, la ilustración del escriba entrenado acerca o para el Reino de los Cielos, tiene sentido. Primero porque el dueño de la casa (o del Reino) no es otro que Dios que saca de su propio tesoro, lo que le da más valor, aquello que es nuevo y viejo. Muchos están llevando sus experiencias, talentos y sabiduría de antaño a esta nueva forma de comunicarse. Esta nueva realidad virtual nos ha despertado a un mundo completamente nuevo y ahora vemos el gran valor que tiene. Y aquellos más jóvenes que ya caminaban por el espacio cibernético por un tiempo, están viendo el valor de aquellos que han vivido más tiempo. Ahora tenemos mucha sabiduría y conocimiento para compartir con estos nuevos aportes y velocidad de estos caminos cibernéticos. Piénselo, solo hace unos años, no consideraríamos comprar para nuestras necesidades diarias en línea. Ahora será difícil volver por completo a como éramos antes. Los domingos, disfrutamos de la compañía de otros creyentes en la misa y escuchábamos un sermón. Ahora podemos escuchar a nuestros sacerdotes y pastoras, así como a tantos otros como queramos. Por otro lado, en nuestra reclusión estamos considerando cosas que tenemos y poseemos en nuestros hogares, y le damos valor a algunos y cuestionando -por qué todavía tenemos esto o aquello. Algunas son cosas viejas de gran valor y otras son nuevas y también valiosas. Pero aquí están las buenas noticias, que al final del cuentas, Dios es el dueño de la casa, y nosotros, los tesoros viejos y nuevos, todos tenemos un lugar de valor en el reino. Entonces, ya sea que seamos utilizados en el reino para traer fuego para purificar las consecuencias del pecado, desafiar los poderes de la injusticia sistémica, o si estamos elevando la importancia del respeto y la unidad, viviendo solo por gracia, todos somos parte del Reino Celestial de Dios aquí y ahora. Somos los tesoros de Dios, bendecidos para ser de bendición. Amén.
Oremos,
Querido Padre celestial, nos enseñas con amor a reconocer lo que necesitamos valorar. Ayúdanos a identificar lo que es más importante en nuestras vidas, así como Jesús le dio tanta importancia al Reino de los Cielos para nuestro mundo y para nuestro tiempo. Que podamos valorar el amor de Jesús por nosotros de modo que podamos vivir en gratitud y su amor se refleje en todo lo que digamos o hagamos. Te confesamos esas cosas que deben quemarse y aquellas que deberíamos pero no hacemos por ti. Gracias por perdonarnos y ayudarnos a caminar en tu reino de amor. Oramos en el santísimo nombre de Jesús, el Cristo que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Gracias por tomarse estos minutos para escuchar esta reflexión. Me gustaría saber de usted. ¿Serías tan amable y me deja un comentario? ¡Gracias! …. Ahora, reciba la bendición:
El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer tu rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. El Señor alce hacia ti su rostro y te da paz. Amén.