Saludos y gracias por dejarme compartir este tiempo con usted. Este es el sexto domingo de Pascua. Leemos en el Evangelio de hoy que Jesús le promete a sus discípulos que no los dejará huérfanos. Que seguirá estando con ellos a través de “otro Defensor”. Pero por favor, escuche lo que el Evangelio de hoy tiene en los versículos 15 al 17.
El Santo Evangelio según San Juan, el capítulo 14
¡Gloria a ti, oh Señor!
“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.” Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes.”
El Evangelio de nuestro señor
Alabanza a ti, oh Cristo!
Gracia y paz son a ustedes de nuestro Padre en los cielos, y de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Durante esta pandemia de Covid 19, hemos visto en Internet y en televisión muchos actos de bondad de personas que ayudan a otros, o que hacen todo lo posible para mostrar amor y misericordia, y decimos que hay un “espíritu de bondad” en medio de esta tragedia.
Cuando hemos sido golpeados por huracanes aquí en Florida, hemos visto personas que se alejan de sus zonas de confort solo para ayudar a extraños y encontrarse con vecinos de una manera distinta. Decimos que hay un “espíritu de cooperación” o “espíritu comunitario” que inspira esperanza.
Cuando podíamos asistir a juegos deportivos y apoyábamos a nuestro equipo, los alentábamos con nuestros ruidos y vítores. Hemos llamado a nuestro “espíritu de equipo” para llevarlos a la victoria.
Y bien sabemos de los sentimientos cálidos que el Espíritu de Navidad trae a los corazones de muchos.
Todos estos son espíritus “basados en nuestra humanidad”. Son buenos, pero no obstante frágiles y cambiantes.
En nuestra lectura del Evangelio, Jesús estaba preparando a sus discípulos para un momento de confusión y posible desesperación. Estaba entrando en un serio “distanciamiento social” con ellos después del Calvario.
Al menos en estos días tenemos comunicación en línea. Podemos ver digitalmente a nuestros seres queridos y amigos a través de chats virtuales. Todavía podemos ser inspirados, motivados, desafiados y nutridos por nuestros líderes religiosos. Pero nada de eso estaba disponible para los discípulos de Jesús, ni todavía hay ninguna forma de comunicación entre el más allá y esta vida.
Entonces, Jesús sobrepasó cualquier comprensión y prometió que habría una forma poderosa de comunicarse con él, que le iba a ser dada a quienes lo aman y guardan sus mandamientos. Lo llamó el “otro Defensor”, el “Espíritu de la Verdad”, en el cual Jesús mismo “venía a ellos”. Eso simplemente me deja anonadado, y solo lo entiendo porque lo he experimentado yo mismo, de lo contrario me sería muy difícil de creerlo.
En estos tiempos de encierro, es natural que muchos puedan sentirse solos, pero de acuerdo con Jesús, nunca “huérfanos”.
Quiera Dios que podamos usar este tiempo para aumentar nuestra relación con Cristo a través de la meditación diaria en la Palabra de Dios, centrándonos en la oración. Puedo ver por qué ese “Espíritu” agitó en nosotros el uso de esas herramientas espirituales de “Vitalidad” disponibles en todo nuestro Sínodo.
Que Jesús continúe viniendo a nosotros a través de su Espíritu para que podamos disfrutar su presencia hoy y siempre. Amén.
Oremos,
Cristo amoroso y misericordioso, qué podemos decir, pero solamente gracias por darnos tu Espíritu. Gracias por su presencia reconfortante y desafiante que nos inspira a seguir sus mandamientos amorosos. Fortalece nuestra fe y guíanos para realizar tu trabajo a través de nuestros esfuerzos. Te pedimos ayudes a los necesitados durante este momento difícil. Protégenos y ayúdanos para que seamos sabios al tener que tomar decisiones serias. Oramos todas estas cosas en tu bendito nombre, querido Señor Jesús, porque vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo, un Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Hasta la próxima, quédense con la bendición de Dios.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia.
¡El Señor vuelva hacia ti su rostro y te conceda la paz! Amén.
+ Bp. Pedro
Rev. Pedro Suarez, Bishop
Florida-Bahamas Synod, ELCA